Como cualquier historia de tesoros, la de Moctezuma es más que enrevesada, puesto que la realidad parece querer destruir del todo el mito creado alrededor de la princesa azteca María Xipaguazin Moctezuma, la cual, según algunas fuentes, se casó hace unos cinco siglos atrás con el noble Joan Grau, quien era varón de Toloriu, población del Alt Urgell, limítrofe con la comarca de la Cerdanya. Dicen algunos documentos que María de Moctezuma, hija del noveno emperador azteca, Diego Moctezuma II, llegó a España acompañada de dos hermanos suyos, Pere e Isabel, en el siglo XVI, y que contrajo matrimonio con Joan Grau, varón de Toloriu. Menos suerte tuvieron sus dos hermanos, que volvieron a lo que hoy conocemos como México, dónde murieron asesinados por los nativos. Se dice que Joan Grau y la princesa o emperatriz azteca fueron a vivir al pueblo de Toloriu y que también hacían estancias en casa Vima, una "masia" o casa de payes que se encuentra cerca del antiguo camino del Quer Foradat a Martinet, pasando por Béixec, y donde podría estar enterrado un fabuloso tesoro. Otras fuentes indican que la noble azteca fue enterrada, junto con el mencionado tesoro, en la iglesia de Toloriu, justo bajo el altar mayor, tras morir el día 10 de enero de 1537. Tanto si es cierto como sí no lo es, sí que hay constancia que muchas personas han buscado, todo parece indicar que infructuosamente, el mencionado tesoro. De este modo, el año 1934 unos alemanes compraron por 3.000 pesetas una casa de payes conocida con el nombre de Caló y todas las propiedades situadas entre el Quer Foradat y casa Vima, pero no encontraron la fortuna que esperaban. Ya en la década de los 60, unos madrileños intentaron comprar Caló y Vima, pero no lo consiguieron. Quizás en todo este asunto, digno de las mejores historias de Salgari y sus bucaneros, los más favorecidos fueron unos masoveros que encontraron unas monedas de oro en casa Vima y que, ¡vete a saber!, quizás pertenecían al tesoro de Moctezuma. También hay constancia que unos masoveros, no necesariamente los mismos que hemos mencionado antes, los herederos de los cuales viven actualmente en el Principado de Andorra, disponen de unos pagarés donde se demuestra que habían prestado dinero a diferentes personas de la Cerdanya. La guerra civil española invalidó estos documentos, que todo indica constituían una gran fortuna. Quizás el dinero prestado también procedía del hipotético tesoro de Moctezuma. En todo caso, hay constancia que el banquero Calçot, de la Seu de Urgell, había hecho público que los masoveros de casa Vima le habían llevado muchas monedas de oro y algunas de países extranjeros. Aquí nace auténticamente la leyenda del tesoro de la princesa. A los vecinos de Toloriu y el Quer Foradat no les gusta demasiado hablar del tema. Por otra parte, algunas fuentes aseguran que quién fue enterrada en la iglesia de Toloriu no era María Xipaguazin, sino la hija del matrimonio con Joan Grau, María Moctezuma Grau, desde el día 10 de enero de 1537 hasta el año 1936, en qué fue destruida la tumba. De descendientes de la rama de los Moctezuma, pese a que hayan perdido el apellido con el paso de los años, parece que quedan muchos, puesto que Moctezuma tenía muchas mujeres: una emperatriz, dos reinas, varias esposas legítimas y muchas concubinas. Como que la emperatriz sólo tuvo tres hijos, María, Pere y Isabel, por ley de sucesión lógica, es sobre estos que es necesario centrar la investigación. Algunos títulos de los descendientes fueron concedidos por Felipe II, debido a la renuncia que hizo expresa Pere, uno de los hijos del emperador azteca, a favor de la corona española. Los títulos fueron ratificados por Felipe IV, el año 1627, por Carlos II, el año 1684, y por Isabel II, en 1866. Es necesario destacar el hecho que actualmente conservan título un tal Honorio Feito, marqués de Moctezuma, que vive o vivía en Madrid, y Gonzalo Chavarri, con un título nobiliario otorgado por Isabel II en el cual figura el escudo de Moctezuma. En toda esta historia, no falta de picaresca, apareció en escena hace unos años Joan Grau Rifé, el cual, según dijo, era descendiente del noble catalán Joan Grau y Ribó, varón y señor de Toloriu, lugarteniente de Hernán Cortés y que, según la leyenda, se casó con la princesa María Xipaguazin. Antes de entrar en detalles sobre oscuro personaje, no podemos olvidar que en la Biblioteca Central de Barcelona, en la “Colección de documentos relativos al descubrimiento, consulta y organización de las antiguas posesiones de ultramar”, y más concretamente aún, en la página 52 del volumen 18, consta que María Xipaguazin o María Moctezuma, como prefiráis, murió soltera. Su supuesto marido, Joan Grau, no consta ni figura entre los pasajeros de Indias, ni tampoco entre los conquistadores ni pobladores de México o Nueva España. Se ve difícil a priori, pues, que hubiera podido ser lugarteniente de Hernán Cortés, como aseguraba el presbítero de la diócesis de Urgell Antoni Soldevila, en unos artículos publicados entre 1976 y 1977. En estos escritos también dice, de manera apasionada que “Joan Grau fue conquistador de imperios con el amor en lugar de las armas” El padre Antoni Soldevila llegó a publicar hasta doce artículos en la revista Església d'Urgell con la pretensión de divulgar lo que calificaba de “gran epopeya histórica de D. Joan Grau”. Las reivindicaciones del Padre Soldevila no se detienen, y en su escrito pide a la Diputación de Lleida que convierta casa Vima en un museo. También hace referencia a una comisión investigadora nombrada por el gobierno en el año 1960. Sobre este asunto existe un escrito de 1977, del entonces ministro de Gobernación, Rodolfo Martín Villa, en el qué afirma que “consultados los correspondientes archivos, no ha aparecido ninguna documentación relacionada con el tema”. Por otra parte, Amada López de Meneses, doctora en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid, miembro del Consejo de Investigaciones Científicas y colaboradora del Instituto de Historia de Buenos Aires, que consiguió el doctorado haciendo un exhaustivo estudio sobre los descendientes de Moctezuma, afirma categóricamente que “no existió nunca el principado de Moctezuma. Sólo existe el condado, elevado a ducado por Isabel II. Si existiera un hijo con el derecho de ser príncipe de Moctezuma, tendría que ser descendiente de la rama masculina, nunca de las dos mujeres” A pesar de los pesares, ¡las leyendas siguen siendo tan bonitas! Lo que es indudable es la gran cantidad de tinta derramada alrededor de este tema. La proximidad de la cordillera del Cadí y su tradición excursionista ha hecho que muchas personas se hayan interesado por el tema. Entre Ellas, F. Gurri Serra habla extensamente de esta historia en el número 10 de la revista “Amigos de la ciudad” correspondiente a marzo-abril del año 1965. En ella cita una acta notarial referente a la copia del testamento de María Xipaguazin Moctezuma, ratificada por el notario Manuel Pallàs de Torrents, del Ayuntamiento de Benavarri, que dice lo siguiente: “Certifico, doy fe y testimonio de verdad que se me exive un testamento otorgado por la princesa María Chipaguazin-Moctezuma ante el rector de Toloriu, a siete de noviembre de 1536”. Llegados a este punto, el personaje que nos ocupará es Joan Grau Rifé, porque resulta que este singularísimo señor se autoproclama S.M.I. y R. Príncipe Guillem III de Grau-Moctezuma, descendiente legítimo del varón de Toloriu y de Moctezuma II por vía de su hija María. El conocido periodista Enrique Rubio, que durante medio siglo se ha dedicado a investigar las estafas y sus protagonistas, nos deja a Guillem Grau a la altura de la suela del zapato. Representando el papel de legítimo descendiente de Moctezuma, el vivaracho personaje hizo uso y abuso, en beneficio propio, de la corona azteca, se definió como príncipe de México en el exilio y vivió a espalda de vanidosos, a los cuales concedía títulos, medallas y cargos, por los cuales dejaban la correspondiente aportación económica. La primera noticia de Guillem Grau aparece en el año 1952. Se trataba del hijo de un industrial barcelonés, la única hermana del cual trabajaba en la notaría del alcalde Porcioles. Su ego queda suficientemente de manifiesto en las tarjetas que se hacía imprimir con el lema que antes hemos mencionado. Guillem Grau organizaba cenas a las cuales invitaba a todos los títulos de la corona azteca que él mismo había investido. Cuando fue detenido por estafa por la policía barcelonesa se supieron los precios de estos títulos: 200.000 pesetas por un condado, 300.000 pesetas por un marquesado y casi un millón de pesetas por un ducado. Distribuía unas cien condecoraciones anuales, entre diplomas, medallas y cruces, a comendadores, oficiales, grandes oficiales, etc. Lluís Montal presentó denuncia contra Grau Rifé ante la policía ante la gran cantidad de gastos que ocasionaba el cargo que tenía en la empresa Tyles Oil Products, con sede en Vía Laietana 38, de la cual Guillem Grau era director gerente. Los dineros iban a parar a cuentas corrientes abiertas a nombre del emperador. Gente de prestigio, autoridades e incluso el presidente del Tribunal Supremo del año 1960 habían recibido condecoraciones. Este último salió fotografiado en los periódicos de la época al recibir la Soberana e Imperial Orden de la Corona Azteca, con el cargo de Caballero del Gran Collar. Al acto asistió, entre otros, el secretario decano de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, Ruperto Lafuente. Según explica Enrique Rubio, entre los títulos más divertidos que cabe mencionar se encuentra el de paje real, otorgado el mes de agosto de 1972 a un nieto del alcalde del Vendrell en aquel momento, y el de pastelero de honor de la corona azteca, en enero de 1974 al pastelero Ramón March. Después de aquella detención Guillem Grau reconoció el error y la falsedad de toda la historia y dijo que “estaba equivocado y no tenía fuerza moral para acabar con el asunto... lo hacía por mi hija”. Con la lección aprendida y el bagaje de la experiencia, Grau vuelve a delinquir, hace otros estafas y es detenido de nuevo por la policía el año 1987. Entre los delitos de los cuales se le acusa es necesario mencionar una estafa a la Generalitat de Catalunya. Pidió al ente autonómico una subvención de casi 18 millones de pesetas para instalar energía solar en unas supuestas granjas terapéuticas. Recibió más de 4 millones, hasta que la institución catalana se enteró del engaño. Como habéis podido ver, es difícil precisar la verdad o la falsedad de la relación entre el reino de Moctezuma con Toloriu, puesto que los documentos de la época se contradicen. Pero no acaba aquí la historia de estafas, la alcurnia de nobles estafadores parece que no había acabado, entre ellos este vivaracho personaje denominado Guillem Grau Rifé, que no tiene ningún entronque con el árbol genealógico de los Moctezuma. Finalmente, un buen amigo suyo, el marqués de Haro, que en un momento determinado fue cabeza de la Casa Civil de Moctezuma, el año 1992 todavía presidió una investidura en el castillo de Albatàrrec, pese a tener sobre él, en aquellos momentos, una orden de búsqueda y captura. Entre las gestas del marqués de Haro podemos citar el hecho de haber sido juzgado el año 1975 por falsificación de billetes de mil. Sí vais a Toloriu, no dejéis de ir a ver la placa que hay, aún hoy en día, en la fachada de la iglesia, y en la cual se puede leer: “El capítulo de los caballeros de la Orden de la Corona Azteca de Francia a la memoria de S.A.I. Princesa Xipaguazin Moctezuma, esposa del noble Joan Grau, varón de Toloriu, muerta el año 1537” Firma la placa, datada en el año 1963, el caballero L. Vilar Prada de Mir. Otra de las muchas condecoraciones y asociaciones de este oscuro y singular personaje, de nombre Guillem Grau Rifé. 

 
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